Él me pregunto si estaba disponible.
Si mi corazón estaba vacío.
Le dije que sí.
Pero mis ojos estaban en ella.
En los secretos de su falda oscura.
En su piel pálida brillosa.
Él me pregunto si podía besarme.
Si mis labios estaban disponibles.
Le dije que sí.
Pero mis ojos estaban en ella.
En los besos en su cuello.
En sus senos llenas de esmeraldas.
Él me pregunto si podía llevarme a la cama.
Si mi almohada estaría fría esta noche.
Le dije que sí.
Pero mis oídos estaban en ella.
Al otro lado de la pared.
Sus gritos resonando con los míos.
Su voz y la mía.
Unidas.
En la oscuridad.
No lloren como yo.

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